lunes, 30 de junio de 2008

decálogo para hacer un delincuente

Estos días, comentando con Noemí sobre la situación educativa, me habló de Emilio Calatayud, un juez de menores de Granada. Este juez dictó o estipuló un decálogo (lleno de ironía) sobre aquello que debemos hacer para convertir nuestros hijos en unos delincuentes. Aquí os la dejo. Espero que ayude.

1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.

2. No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.

3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.

4. No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.

5. Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.

7. Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.

8. Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.

9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.

10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

Emilio Calatayud,Juez de Menores de Granada.

EL INICIO DE ALGO GRANDE

Por fin me he decidido a dar el gran paso. Hoy, y sólo hoy, podía ser. Cierro un ciclo, una etapa. y abro una nueva ventana, por donde colarme. Digo adiós a la Bruja del Este (La del lazo negro en el pelo). Digo adiós a mucha gente a la que quiero y con la que compartí siete maravillosos años. Digo adiós (de manera vacacional) a una gran compañera de trabajo. y digo adiós a un gran grupo de alumnos. No he podido evitar llorar. Y para que todos podamos estar juntos, empiezo este diario de andanzas y desventuras.

Qué la líbido me acompañe!