lunes, 28 de junio de 2010

AJEDREZ SOCIAL

Durante varios veranos, mis abuelos maternos venían a pasar unas semanas con nosotros. En esos días yo disfrutaba jugando al ajedrez con mi abuelo. Se puede decir que de él aprendí las reglas de este juego: cómo mover los caballos, a realizar jugadas de sacrificio en pos de la victoria, a anticipar movimientos del adversario para ir cerrando terreno... Mi abuelo no tuvo estudios académicos. Si no recuerdo mal, trabajaba de lo que hoy se llamaría subalterno de la institución pública. Hoy me he acordado de él, mientras escuchaba a diferentes “docentes” explicar uno de sus temas. Según ellas, el pertenecer a una familia de clase socio-económica baja, hace que el alumno tenga menos oportunidades. Y esta idea se ha repetido en alguna ocasión más. No fue algo aislado.

Me habría gustado decirles a estas personas que el padre de Copérnico era panadero, como el mío, y el de Kepler regentaba una taberna. Newton era hijo de un agricultor y Kant de un guarnicionero. H. G. Wells nació en el seno de una familia muy modesta, lo mismo que Charles Dickens, cuyo padre llegó a estar preso por deudas. Antón Chejov era hijo de un modesto comerciante con seis hijos y trabajó para pagarse los estudios y ayudar a su familia. Thomas Edison tuvo poca escuela, y aprendió lo que buenamente le pudieron enseñar en su casa, que no era mucho. Podría ponerles muchísimos ejemplos más argumentando en contra de su generalización y etiqueta de exclusión social. Ha sido muy deprimente.

Me resulta muy sarcástico escuchar que un alumno actual, que tiene un centro educativo mucho mejor dotado de libros y profesores que las escuelas a las que acudieron sus padres o abuelos, tenga falta de ambiente o de ausencia de estímulos. Es de mal gusto y atenta contra la igualdad de oportunidades, algo por lo que luchamos políticamente. Otra cosa es que esas familias y esos alumnos quieran aprovechar lo que se les ofrece, y estoy siendo muy generalista con el uso del verbo querer. Pero es un fraude no dar lo mejor a los que sí “quieren”.

Empecé con el ajedrez y mi abuelo y acabaré haciendo una comparación con la inteligencia. Podemos decir que la inteligencia es un juego, como el ajedrez, y para jugar al ajedrez son necesarias unas piezas, las cuales se guardan en una caja cuando acaba la partida. Así pues, para jugar con la inteligencia necesitaremos unas piezas, las ideas, y mientras no las utilizamos quedan guardadas en una caja llamada memoria. A veces se confunde el contenido con la forma. Para razonar, para “jugar” no es necesario un talonario o una camiseta addidas. Necesitamos de unas estructuras de pensamiento y de unos contenidos de conocimiento. Es igual que seas hijo de pescador o de teniente de alcalde. Nuestra actuación debe ser la misma para todos.

3 comentarios:

Cenicienta dijo...

i jo em pregunt: és el que pensen aquests aspirants a mestre o és el que posa un temari per a preparar opositors a docents... tan el primer com el segon em produeix tristor... esper que no facin servir aquesta afirmació a la seua docència, i que hi hagi algun aspirant que despunti i no hagi posat això o almenys que ho hagi matitzat intel·ligentment

Anónimo dijo...

Trobo que fas un poc de demagògia; els teus exemples (Dickens, Kant, Chejov, Copèrnic...) són de persones extraordinàries respecte de la resta dels mortals, es tracta de genis que han despuntat en diverses àrees del coneixement. Però no pots negar que a trets general (i tu ho saps perquè treballes amb nens) els entorns socioculturals i econòmics influeixen de forma cabdal en les seues expectatives de futur, i que per tant l'afirmació que critiques és, de forma generalista, encertada. Tu saps que per molt que es faci a l'escola, si a casa no hi ha recolzament ho tenen difícil; ara bé, això no pot servir d'excusa als docents que òbviament han de donar el mateix, o potser més (no ho sé) tractament i dedicació a tots.

chuscartes dijo...

Sé que faig demagògia emprant aquests exemples, perquè la seva capàcitat i competència va ser magnífica. Només volia recalcar que allò més important és la capacitat i no l'ambient. Si llegim al neuróleg i psiquiatra BORIS CYRULNIK, sabem que gràcies a la resilència, un pot desenvolupar-se més enllà de l'ambient. He treballat en centres on es donaven casos de desigualtat social, i un alt percentatge mostrava certa tendència a la baixa, però també és cert que d'altres aconseguien avançar i destacar. Només volia recalcar la necessitat de l'escola de donar suport i afecte a aquests infants, sense emparar-se en un discurs socio-econòmic.

Com bé dius, l'objectiu és arribar a tots, i no crear guettos.
Gràcies pel comentari, ja que enriqueixes.